Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda Titelbild

Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

Von: Juan David Betancur Fernandez
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Über diesen Titel

Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.© 2025 Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda Literatur & Belletristik Sozialwissenschaften Welt
  • 684. La Bella Durmiente (Milenials)
    Aug 27 2025

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com

    Había una vez una pareja que por una convicción profunda con la naturaleza había decidido vivir en un bosque en una casa solar inteligente. Ambos tenían profesiones que les permitía trabajar remoto y que habían diseñado su casa con autonomía energética su única conexión con el mundo era su antena satelital para el servicio de internet.

    Ambos trabajaban como influencers y tenía cada uno su propio canal de youtube y sus propias cuentas de Instagram, X, Facebook, whatsapp, tiktok, telegram, pinteres y linkedln. En fin su vida desde aquel bosque era idealmente virtual.

    Después de varios años tuvieron una hija a la que llamaron Aurora, en honor a aquel amanecer que siempre veían desde su balcon con vista al valle. Aurora les recordaba los hermosos colores de aquellos primeros momentos del día.

    La niña de carita preciosa y pelo como el sol mismo mostro desde los primeros días una alegría que contagiaba a todos los que la conocían.

    Sus padres decidieron hacer un baby shower virtual por Google meet y para ello mandaron cientos de e vites para que todos aquellos que conocían pudieran asistir y conocer a la bella aurora.

    Pero como siempre pasa por error o por olvido programado, dejaron por fuera de sus lista de invitados a una tia lejana que era medio bruja y que su vida era medio oscura, como quien dice tenía una mala vibración.

    El día del babi shower virtual por Google Meet todos los invitados se hicieron presentes y todos se manifestaron con algún detalle para la niña que la mayoría de las veces era un translado de dinero por Zelle. Pero en medio de la reunión y sin saberse como apareció la imagen de la tia lejana que debió hackear el sistema para auto invitarse.

    Esta familiar lejana medio bruja entro a la reunión y como quien no quiere la cosa dijo.

    Que niña linda es aurora lastima que cuando cumpla 15 anos se pinchara y caera en un mundo profundo sin wifi.

    Sin Wifi gritaron todos al unisono. Como puede ser posible. Pero en ese momento la tia bruja se desconecto y no fue posible reestablecer la señal con ella.

    Los padres un poco perturbados consultaron con una guru de bienestar y esta les dijo que no se preocuparan que no había forma en este mundo de que alguien no tuviera acceso a la red virtual o al wifi. Así que los padres se relajaron y siguieron produciendo contenido virtual para sus canales de social media.

    Los padres de todas maneras decidieron bloquear a la tía enviándola a la blacklist del servidor y por simple precaución eliminaron todas las agujas del hogar (incluyendo las de los cursos de bordado digital), y criaron a Aurora en una burbuja de mindfulness y playlists curadas donde su vida era documentada con filtros calidos y hashtags cuidadosamente seleccionados tales como #auroracrece, #niñadelsol, etc.

    Pero el tiempo paso y después de 15 anos llegaba el dia de su cumpleaños, Aurora emocionada por llegar a se quinceañera comenzó a revisar su Instagram, su Facebook y comenzo a prepararse para leer todos los comentarios de sus amigos, seguidores y admiradores. Así que cuando comenzo a revisar sus mensajes y a contar sus likes vio que un popup apareció de improviso en su teléfono celular. Este popup decía "¿Quieres saber quién eres realmente?" dale click a este boto (el boton tenía la forma de una nota clavada con un alfiler)

    La joven Aurora dio clic y algo en su interior sucedió. Su mente cayo en un eterno Scroll, si bien estaba viva sus pensamientos y recuerdos eran vividos mensajes que ella trataba de leer y entender. Sus ojos se movían de arriba abajo como si estuviera leyendo la pantalla de su teléfono mientras con sus dedos abria y cerraba apli

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    8 Min.
  • 683. La Bella Aurora (Leyenda Urbana - Quito)
    Aug 25 2025

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com

    Había una vez en el Quito colonial una joven de nombre Bella Aurora. La joven vivía en el corazón mismo de Quito, desde su balcón se podían escuchar claramente las campanas de la Catedral cuando estas tocaban a misa marcando los ritmos de aquella población. Su belleza era tal que los vecinos decían que el sol se demoraba en salir solo para verla despertar. Era hija única, criada entre tapices bordados, libros de canto y jardines de geranios. Su voz, dulce y clara, voz que cruzaba sin dificultad los muros gruesos y llegaba a los oídos de todos aquellos que pasaban por debajo del balcón de la casa 1028.

    En el medio de la ciudad estaba la plaza mayor, que luego se conocería como la plaza de la independencia. Allí como era la costumbre de la época se celebraban las más importantes de las fiestas y entre ellas las muy tradicionales corridas de toro que enmarcaban las múltiples fiestas religiosas de la señorial ciudad.

    Durante una de aquellas fiestas se programa una gran corrida de toros y como era costumbre la crema y nata de la sociedad debía hacerse presente en los palcos alrededor del ruedo. Siendo que ya Bella aurora ya había sido presentada en sociedad sus padres decidieron llevarla a la corrido para mostrarle a toda la gente prestante de Quito cuan bella era sus hija Aurora. Ella aunque tímida acepto y gracias al acompañamiento de su madre que le escogió un bello mantón de color marfil y una preciosa peineta de nácar que le hacia juego con su vestido de núbil doncella, salió simplemente radiante hacia la plaza. Camino junto a sus padre por las calles empedradas de la sin igual Quito. Los transeúntes paraban y se enmudecían al ver la belleza de aquella joven que iluminaba su paso con su sonrisa y su gracia al caminar..

    La plaza estaba llena. Con prontitud se dirigieron a su palco que se encontraba en el lado sur de la plaza, justo debajo de la gran catedral de quito. Desde allí podrían observan en detalle los acontecimientos taurinos. El aire olía a pólvora, sudor y flor de naranjo y la expectación crecía con cada segundo mientras los toreros desfilaban por la arena. Finalmente los primeros clarines sonaron, y de la puerta de toriles emergió un toro negro, enorme, de pelaje brillante como obsidiana y ojos que no parecían de este mundo. Aquel astado era realmente imponente y al salir todos los asistentes simplemente callaron. Pero aquella bestia negra No corrió. No embistió. Simplemente caminó con lentitud, como si cada paso fuera parte de un ritual antiguo. Todos miraban con estupor sin comprender porque ese animal recorría la plaza tomando su tiempo e ignorando la presencia de el torero que ya se acercaba a el con el capote desplegado con sus dos brazos extendidos. Pero el Toro negro siguió dando la vuelta a la plaza mirando al público allí presente. De pronto al llegar frente a la catedral se detuvo, justo al frente del palco donde Aurora lo observaba curiosa. Y en ese instante sus ojos de animal se cruzaron con la mirada dulce de la joven.

    El toro estaba mirando a Aurora y solo a ella. Pero no era una mirada animal. Fue una mirada larga, profunda, como si la conociera desde antes de nacer. Como si supiera que el destino le tenía preparado aquel encuentro. .

    La joven sintió un escalofrío en todo su cuerpo. No podía apartar su mirada de aquel toro negro que se encontraba a escaso metros de ella. Su respiración se cortó. El mundo se volvió borroso. Y cayó al suelo, desmayada.

    Sus padres, alarmados, la tomaron en brazos y salieron de la plaza entre murmullos y miradas. La llevaron a casa, donde los criados encendieron velas, prepararon agua de toronjil y rezaron oraciones antiguas. Bella Aurora no

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    9 Min.
  • 682. El secreto
    Aug 23 2025

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com

    Había una vez un hombre hombre de edad madura y alma contenida que vivía en una casa de piedra y madera que parecía construida para guardar secretos. Este hombre llamado Nuri cultivaba el respeto como otros cultivan jardines: Con paciencia y silencio. Su esposa, joven y de belleza inquieta, se movía por los pasillos como una melodía que no terminaba de encajar en la partitura de aquel hogar, sus gestos siempre parecían contener algo más que no se rebelaba.

    La diferencia de edad entre ellos no era solo cronológica: era atmosférica. Él vivía en la pausa que producen los años y ella en el vértigo de la juventud. Él en la contemplación, ella en la urgencia.

    Una tarde, Nuri regresó antes de lo habitual. El sol aún no se había escondido del todo, y los corredores de la casa estaban teñidos de un dorado melancólico y el aire tenía ese aroma espeso que traen los secretos que aún no se han descubierto. Al entrar, fue recibido por su sirviente más antiguo, un hombre que había servido a tres generaciones de la familia.

    —Señor —dijo con voz baja, como si temiera que las paredes escucharan—. Vuestra esposa está en sus aposentos con el cofre de la señora madre, aquel que podría esconder un hombre. El grande, el que tiene doble fondo. No permite que nadie se acerque. He oído susurros. Y pasos. Pero no los suyos.

    Nuri lo miró largo rato. No dijo nada. Subió las escaleras con la calma de quien sabe que está a punto de perder algo ya que puede encontrar una verdad que no quiere reconocer.

    La puerta de la habitación estaba entreabierta. Dentro, su esposa estaba sentada en el suelo, con la espalda apoyada contra el cofre con rostro pálido y ojos humedos. Su cabello caía desordenado, y sus manos temblaban sobre sus rodillas. El cofre, de madera oscura y herrajes antiguos, parecía más un altar que un mueble.Y el silencio entre ambos era más pesado que el mismo mueble.

    —¿Me mostrarías qué hay dentro? —preguntó Nuri, sin levantar la voz.

    Ella lo miró. Sus ojos no eran de culpa, sino de tristeza.

    —¿Lo preguntas por lo que te dijo el sirviente, o porque ya no confías en mí?

    —Lo pregunto porque el silencio entre nosotros se ha vuelto insoportable y necesito conocer la verdad de nuestra relación.

    —Está cerrado —dijo ella.

    —¿Y la llave?

    Ella la sacó de su escote, con un gesto lento, casi ritual.

    —Despide al sirviente —pidió—. Solo entonces te la daré.

    Nuri bajó. Le pidió al sirviente que se fuera. No por obedecer a su esposa, sino porque entendía que el juego en el que se había metido tenía otras reglas que el debía obedecer.

    Cuando volvió, ella le entregó la llave sin decir palabra. Luego salió de la habitación, caminando como quien deja atrás una parte de sí, mientras su alma lloraba por no saber que le esperaba en el futuro.

    Nuri se quedó solo. El cofre frente a él. La llave en su mano.y un silencio se apodero de todo el aposento. .

    Con pasos lentos se acercó al cofre decidido a enfrentar su destino. Y con resolución decidio no abrir aquel cofre que retaba su vida. Pero No por miedo. No por debilidad. Sino porque entendía que hay verdades que, al ser vistas, destruyen más que el engaño mismo.

    Desde el balcon de su habitación llamo a a cuatro jardineros. Les pidió que trajeran una carreta. Y que con mucho cuidado bajaran el cofre y luego lo llevaran hasta el rincón más alejado posible de su finca, allí donde los árboles crecían torcidos y la tierra olía a humedad. En ese lugar debían abrir un hoyo lo suficientemente profundo para enterrar aquel cofre que podría llevar su destino.

    Y así lo hicieron los empleados. Allí lo enterraron. Sin abrirlo. Sin preguntar.

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    6 Min.
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